En las épocas de juventud del rey Arturo,
estando con su escudero Lancelot, tuvieron la osadía de tomar frutos del jardín
del reino vecino. El rey se dio cuenta y los atrapó. Muy molesto por el robo le
dijo Arturo que ésa era una ofensa que no permitiría y estaba condenado a
muerte. Arturo, lleno de miedo y arrepentido, le pidió disculpas al rey y le
preguntó si podía hacer algo para salvar su vida, cualquier cosa y él lo
haría. Justamente el rey pasaba por momentos de conflicto con su esposa, así
que, viendo a Arturo le dijo: “ Esta bien, te daré una oportunidad. Te voy a
dar un año para que me traigas esta respuesta. ¿Qué es lo que más quiere una
mujer?”
Arturo dio su palabra de que regresaría
en un año con la respuesta, de lo contrario aceptaría la pena de muerte.
Durante ese año Arturo recorrió aldeas y
comarcas, preguntó a mujeres de distintas edades y rangos, pero no obtuvo una
respuesta convincente. Le decían dinero, joyas, trabajo, hijos, esposo, viajar,
poder; todas respondían cosas diferentes y nada en concreto. El año estaba a
apunto de terminar cuando un amigo le dijo: “Ve con la bruja sabia, te dará la
respuesta que buscas. Ella vive en las montañas y seguro sabrá que es lo que
más desea una mujer.”
Arturo camino por días hasta llegar a las
montañas donde estaba el acceso a una cueva oscura y misteriosa. Entró con su
fiel amigo Lancelot y juntos vieron a la mujer más horrible y sucia que jamás
habían visto: unas largas, despeinada y sucia, dientes llenos de sarro y,
evidentemente, sin un baño desde hacía años. Arturo se presentó lleno de
respeto y le dijo que había llegado desde muy lejos para que le respondiera una
pregunta que le salvaría la vida. La
mujer le dijo que ya lo sabía y tenía la respuesta, pero había una condición:
si le daba la respuesta, el se casaría con ella. Lancelot, que era honorable y
justo, sabía que esa promesa afectaría el reino por lo que le dijo a la bruja
que Arturo no lo haría, pero si ella aceptaba él se casaría con ella. La bruja,
al ver a Lancelot más alto, joven y guapo, aceptó de inmediato y dio la
respuesta a Arturo. Él le llevó esa respuesta al rey, quedó satisfecho y salvó
su vida.
Lancelot debía cumplir su promesa y
casarse con la bruja. Por fin llegó el día de la boda. La bruja estaba
terriblemente sucia y despeinada. Todos miraban a Lancelot, respetuoso,
íntegro, cumpliendo su palabra y dando su lugar de esposa a la horrible bruja.
Ella comía con las manos, eructaba, era
horrible.
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