Este cuento no es mío, pero me gusta!

En las épocas de juventud del rey Arturo, estando con su escudero Lancelot, tuvieron la osadía de tomar frutos del jardín del reino vecino. El rey se dio cuenta y los atrapó. Muy molesto por el robo le dijo Arturo que ésa era una ofensa que no permitiría y estaba condenado a muerte. Arturo, lleno de miedo y arrepentido, le pidió disculpas al rey y le preguntó si podía hacer algo para salvar su vida, cualquier cosa y él lo haría. Justamente el rey pasaba por momentos de conflicto con su esposa, así que, viendo a Arturo le dijo: “ Esta bien, te daré una oportunidad. Te voy a dar un año para que me traigas esta respuesta. ¿Qué es lo que más quiere una mujer?”
Arturo dio su palabra de que regresaría en un año con la respuesta, de lo contrario aceptaría la pena de muerte.

Durante ese año Arturo recorrió aldeas y comarcas, preguntó a mujeres de distintas edades y rangos, pero no obtuvo una respuesta convincente. Le decían dinero, joyas, trabajo, hijos, esposo, viajar, poder; todas respondían cosas diferentes y nada en concreto. El año estaba a apunto de terminar cuando un amigo le dijo: “Ve con la bruja sabia, te dará la respuesta que buscas. Ella vive en las montañas y seguro sabrá que es lo que más desea una mujer.”

Arturo camino por días hasta llegar a las montañas donde estaba el acceso a una cueva oscura y misteriosa. Entró con su fiel amigo Lancelot y juntos vieron a la mujer más horrible y sucia que jamás habían visto: unas largas, despeinada y sucia, dientes llenos de sarro y, evidentemente, sin un baño desde hacía años. Arturo se presentó lleno de respeto y le dijo que había llegado desde muy lejos para que le respondiera una pregunta que le salvaría la vida.  La mujer le dijo que ya lo sabía y tenía la respuesta, pero había una condición: si le daba la respuesta, el se casaría con ella. Lancelot, que era honorable y justo, sabía que esa promesa afectaría el reino por lo que le dijo a la bruja que Arturo no lo haría, pero si ella aceptaba él se casaría con ella. La bruja, al ver a Lancelot más alto, joven y guapo, aceptó de inmediato y dio la respuesta a Arturo. Él le llevó esa respuesta al rey, quedó satisfecho y salvó su vida.

Lancelot debía cumplir su promesa y casarse con la bruja. Por fin llegó el día de la boda. La bruja estaba terriblemente sucia y despeinada. Todos miraban a Lancelot, respetuoso, íntegro, cumpliendo su palabra y dando su lugar de esposa a la horrible bruja.

Ella comía con las manos, eructaba, era horrible.

La noche de bodas llegó y cuando Lancelot empezaba a sentir ganas de salir corriendo, de pronto, la doncella más hermosa, sutil y luminosa apareció en la alcoba. Era la bruja quien, víctima de un hechizo por momentos tenía que ser la bruja y por otros la doncella.  Lancelot la miró y sintió una profunda ternura. Ella le dijo que el podía elegir si quería  a la doncella de día o de noche y a la bruja de día o de noche, que eligiera por ella. Pero Lancelot, que era todo un caballero, le dijo: “Decídelo tú.” En ese momento el hechizo se rompió con la respuesta de  ¿qué es lo que más quiere una mujer? Y la respuesta es: “ decidir el destino de su propia vida.”

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