Léjalos...

             

    Esa era una palabra que invente para intentar decirle a mi padre que no se peleara con otros automovilistas en el tráfico de la ciudad, tendría quizá menos de 5 años, era una niñita asustada, está de más decirte, querido lector, que nunca me escuchó, jajaja; tal vez tu tampoco me termines escuchando, es más, no sé si termines de leer esto, sin embargo te lo quiero compartir.


        A lo largo me mi vida me han subestimado varias veces, es cansino, hartante, y a veces da impotencia, sin embargo te acostumbras a saber lidiar con eso, aunque a veces no te salga tan bien.


        Siendo yo una adolescente, con todo lo que implica ser adolescente, atravesé, atravesamos un cambio de residencia, oootra vez, readaptación, etc. Al llegar a mi nueva secundaria después de un intento fallido de insertarme en un secundaria que dejaba mucho que desear, la maestra de historia, sin conocerme me dijo:— Pues tus buenas calificaciones y tus 10, aquí van a ser 6 y eso si logras el 6.  Sobra decir que me enojé, sin embargo no respondí nada, porque era la "maestra", pero que ganotas... al llegar a casa mi mamá solo dijo: — Pues demuéstrale que se equivoca, ¡Ay hija! tu sabes que puedes, con eso y más. Ahora que lo pienso ¿Cuantas veces la subestimarían a ella también?  Y pues si, la maestra se equivocó, saqué puro 10, no solo ese año, sino el que vino también y sin saberlo la Historia se convirtió en una de mis materias favoritas, no solo en la secundaria, sino a lo largo de mi vida; porque como decía un maestro:  Alguien que no conoce su historia, esta condenado a repetirla, eso va  para naciones, familias, relaciones, etc. 


        Tiempo más tarde en la preparatoria cuando nos salimos mi mamá y yo de la casa donde vivíamos con mi papá me sentí un poquito más libre, dejé de sentir que me ahogaba o que quería desaparecer pero no me sentía feliz, había muchas cosas en mi cabeza, mucha soledad, yo diría que depresión, quizá ansiedad. Y un día hicieron una fiesta escolar, de esas a las que nunca iba o si iba, iba vestida como batillo, porque no me compraban ropa girly, era una fiesta en la preparatoria, una tardeada como se le decía en esa época, alguien me peinó y me pintó y me sentía guapísima,  se me ocurrió decir:  hoy si me siento la más guapa (estaba payaseando, es decir estaba bromeando) esta persona me dijo:  pues ni tanto. Esas palabras me calaron muy hondo y me hicieron sentir en ese momento que no era suficiente,  que nunca sería suficientemente bonita o guapa... lo bueno fue que quizá nunca gastaré toneladas de dinero en maquillaje, lo que ves es lo que hay. Con el tiempo fue una batalla que decidí perder o ganar dependiendo de como se vea.


        Cuando trabajé de diseñadora gráfica, logré bastantes cosas, metas, sueños y proyectos; ahí fue cuando finalmente, me compré mi carro y también ahí, llegó otra vez la subestimación a mi vida. Un día le dije a la que fuera mi jefa, — Este año me voy a comprar mi carro. Jajaja, si tu; fue su respuesta, le dije: — Si, vas a ver que si; y pues si dicho y hecho, lo logré, gracias al apoyo del tío H y mi madre que siempre ha sido mi constante en cada uno de mis pasos y que ha sabido acompañarme, mirándome desde la ventanita esa del portón donde hice mi examen de manejo o esperándome en el carro cuando fui al consulado. Espero ella sepa que no necesito perderla para saber lo que tengo. Ella lo sabe.


        Ha habido bastantes subestimaciones en estos últimos años de mi vida, en nuevos trabajos, con personas que ni me conocen o que creen conocerme, sin embargo quiero decirte querido lector, en palabras de Stephanie Essenfeld:

Cuando alguien te subestima es un reflejo claro de sus propias limitaciones, no de las tuyas.  Su incapacidad para ver tu valor no cambia tus capacidades, ni disminuye tu valía, al elegir no internalizar sus juicios, afirmas tu propio valor y continuas tu camino con confianza, cada encuentro con este tipo de subestimación es un recordatorio que la validación más importante es la que viene de adentro no la que viene de afuera. 

La percepción de nadie puede dictar tu potencial y si tu sientes que hay un espacio en el que no puedes brillar, que quieres brillar pero no puedes brillar porque te están subestimando, porque las creencias limitantes de otras personas o sus limitaciones están atentando con tu capacidad de brillar tu te puedes salir de ahí.

 

        La palabra que siempre quise decir cuando era una niñita es: DÉJALOS, déjalos que te subestimen, déjalos que te barran de pies a cabeza, déjalos ganar, déjalos con sus pequeñas victorias, déjalos con sus aires de autosuficiencia, déjalos con sus apariencias, déjalos con sus burlas, déjalos con su vanidad, déjalos con su violencia, déjalos con sus envidias, déjalos ser como son, déjalos con su egoísmo y tú sigue adelante, sigue adelante con los que si te quieran acompañar, y si nadie quiere acompañarte, sigue adelante contigo mism@.


        Deja que te subestimen, porque créeme que no vas a querer estar en un lugar en el que jamás te van a valorar, sin importar lo que hagas, digas o logres, tal vez hay lugares, personas o momentos que son sólo para atravesarlos, para transitarlos...


P.D. Te recomiendo ampliamente la serie de Si la vida te da mandarinas, ojalá la puedas mirar.



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